jueves, 30 de diciembre de 2010

Desorganización - primera parte

Querer es poder, querer es poder, querer es poder. Ay, chiquita, chiquita, lo que necesitas es poder organizarte. ¿Solo eso? Tengo 3 anotadores diferentes: un triunfante (Oh! no debería decir la marca) chiquito color verde, un triunfante mediano color borravino (volviste a nombrar la marca) y un cuaderno con un hermoso paisaje sureño con un ave volando entre las montañas (¿y la marca?). Los tres sirven, los tres están en uso y nada, sigo pivoteando. Previo a la creación viene un momento de confusión y caos. Querer es poder, querer es poder, querer es poder. Puede ser que no tenga bien definidos los límites del "querimiento" o mejor dicho que no sepa con exactitud qué quiero. Porque en cuestiones de querimiento soy ambiciosa o explicado de otra forma soy fantaseosa y como mi cabeza no tiene límites, mis deseos tampoco...Entonces, silogismo básico: no se puede realizar.

Por otra parte, pensaba recién, cómo odio ordenar. Bajo amenaza de muerte tuve que ordenar el escritorio/sector en mi trabajo. Me entusiasmé, ordené en dos patadas y luego me dije "cuando llegue a casa hago lo mismo" ¿Hago lo mismo? Ya para las seis de la tarde todo ese ímpetu habrá desaparecido. Pero el orden mental no implica movimiento, que tampoco es el problema principal, porque de hecho soy inquieta, no se cuál es problema (¡Sí, sabes!)

Entonces me senté a escribir y dejé el papel, dejé el word, lo hice en blog. Y ahora en un intento de comprensión globalizada me propongo contarles historias de ella y de ellas también, fantasías y cosas.
Buen provecho.