jueves, 6 de enero de 2011

Yo no soy Bridget Jones

No, no lo soy. Básicamente ella es rubia y yo castaña. Ella es "inglesa" y yo argentina. Ella usa esas bombachas horrorosas que solo se consiguen en Europa que son talle king size de tiro alto, y yo uso bombachas de tiro bajo (en este momento todas gastadas). Ella es media cuadradota y yo tengo una figura marcada, rellenada, pero marcada al fin. Ella vive en Londres, yo en Buenos Aires. Ella se disputa entre dos hombres ingleses, yo tengo novio. Y además yo tengo pecas. Ella es torpe y yo también. Ella es atolondrada y yo también. Ella es impulsiva y yo también.
Estamos en problemas.
Entonces si esto es así me voy a Londres y me voy ahora, porque no me banco más el verano porteño, no es cuestión de discriminar. No me banco el verano y punto. Acá o en Mali. Me voy a Londres.
Primero voy a decidir dónde quiero vivir, porque si me voy no es de turista, me voy a buscar una linda casita victoriana. La calle es Studley Road, cerca de la A114, vi las fotos de esa calle en Google Maps y me gustó. No tengo idea en qué parte de Londres queda, de hecho no conozco Londres. 
Tengo la edad que tengo ahora, vivo allá hace muchos años. ¿Cómo llegué allá? Yo, en mi mundo paralelo A, tengo pasaporte inglés. Porque mi papá es hijo de ingleses y mi mamá hija de irlandeses, datos que quizás no son relevantes a la historia pero volveré sobre esto. Me fui hace muchos años sin saber qué hacer, era estudiante de letras de la Universidad de Buenos Aires y harta de tampoco se bien qué, me fui. Y un día de invierno conocí a Jack, que es mi novio inglés. Jack que es igual a él, pero en versión inglesa, a él que sí existe. A Jack lo conocí en una plaza, a él en una esquina. A Jack lo conocí gracias a una torpeza y casi que me da vergüenza contarlo.
Era invierno en Inglaterra, yo estaba atravesando una plaza que oportunamente estaba llena de borrachos que tomaban vino caliente en taza, cosa que tampoco se si existe verdaderamente, en Alemania doy fe que sí, pero en Inglatera, who knows? (Pensé todos los detalles) Yo camino, los borrachos empiezan a hablarme, sigo caminando un poco asustada, los borrachos se acercan. Jack caminaba detrás de mi. Interviene. Yo hago un movimiento brusco y una de las tazas de vino caliente vuelca todo su contenido sobre la camisa de Jack. La historia continúa. Los borrachos desaparecen y yo me muero de vergüenza. Jack estaba vestido como para ir a una reunión y así era. Le digo que le compro una camisa nueva. Me dice que no, le digo que sí, que no, que sí, que no y finalmente que sí. Terminamos en una tienda al estilo europeo. Me olvidé un detalle: estábamos en vísperas de Navidad y él estaba yendo a la casa de sus padres a una reunión familiar. Ah! Y además no estábamos en Londres sino en Surrey. Vamos a una de esas megatiendas, que tampoco se si existen. Agarra una camisa, se la prueba, ¿yo opino? Sí, opino. Le quedaba re bien. Ahí comenzó todo.
Delirios de grandeza. (to be continued)

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